Me entristecía aún más y comencé a llorar, no podía soportarlo.
-No me pueden hacer esto ellos eran las personas que más confiaba, no me podían
herir- me lo repetía repentinamente mientras mis lágrimas no paraban de caer.
No podía estar pasando esto, esto no es real, por favor que esto no sea real, -mi
papa no puede estar engañándonos y si no es eso, si es que solo te confundiste
y ya- me obligaba a mí misma en creerme eso, pero sabía que mi mama estaba
llorando y era por eso.
El sueño me invadía, pero aún seguía llorando, para mi
suerte lloraba en silencio, ya que no quería que mi mama se preocupara aun más.
Mientras lloraba recostada, sentía que mi corazón se rajaba aún más y que las lágrimas
ayudaban un poco a que no doliera tanto ese dolor. Mis ojos no paraban de
cerrarse y en eso caí rendida ante el sueño.
Desperté, pero aún tenía sueño, además me tocaba ir al colegio.
Sin ánimos camine hacia mi celular, para verificar la hora y di un salto cuando
note que eran las 7:10, me había quedado dormida y mi mama hoy salió temprano, así
que corrí a la velocidad de la luz. Me puse lo primero que encontré y rápidamente
me lave los dientes, cepille mi cabello lo más rápido, aunque aún seguía algo
enredado, me lave la cara y Salí corriendo.
Me fui en carro, porque era tarde y sabía que me iban a
criticar por esto. Mientras tanto aún seguía pensando en lo que ocurrió ayer,
no podía dejar de pensar en eso. Esto por aquí esto por allá, no ya no más, no
quiero que me hieran más, esto tiene que acabar. No los quería perder, pero que
podía hacer.
Solo eso estaba en mi cabeza y me percate que me había pasado
el paradero. No otra vez, baje y solo faltaba poco, seguía corriendo con la esperanza
que la puerta principal este abierta y como pensé la verdad no tenía
oportunidad. El señor de seguridad reviso mi carnet, como si no me conociera y entre,
aunque solo hasta ese punto, luego tenía que ir a mi salón y hablar con el
profesor sobre mi tardanza.
Pero lo más extraño no es que allá llegado tarde, sino que no
me importaba en lo más mínimo, solo estaba en mi cabeza lo de ayer.
Pensaba en cómo podía acabar con eso, esa tormenta otra vez volvía
y tenía que acabar con ella de una buena vez. En eso pase por mi salón y me
puse frente a la puerta. Toque tres veces y no me abrían así que eso
significaba que me tenía que quedar afuera un largo rato. Pero gracias a ese
largo rato trate de consultar y animarme con mis libros, ya que ellos eran los únicos
que me entendían, me hacían reír, me hacían llorar y todos esos sentimientos
eran magníficos.
“Ellos son mi apoyo” pensé mientras seguía leyendo.
Vino el profesor para hablar conmigo, le dije lo ocurrido y
me hizo pasar con la condición de que no vuelva a retrasarme otra vez, asentí
con la mirada baja, para después pasar al salón. Todas las miradas se posaban a
mí, pero no sentía nada, aunque no me gustaba llamar la atención, no dejaba de
pensar en cómo podía acabar con esta tormenta y derrotarla.
Me senté y mire por la ventana, pensaba en esto y aquello,
para zafarme de esta tormenta y una voz cerca de mi oído me estorbo.
GRACIAS POR VISITARME Y ESPERO QUE SEA DE SU AGRADO, ACUERDENSE PUBLICO LOS DOMINGOS.

